El ojo, principal órgano de la vista, es una cámara autoajustable que transmite señales al cerebro, donde se construye la imagen, creando así la experiencia visual. Imagina las paletas de colores de una puesta de sol junto a las aguas cristalinas de la playa, un impresionante lago pintado por sus aguas glaciares y los sobrecogedores cañones besados por la luz de la mañana. ¡Qué espectáculo!
Sin embargo, existe un ladrón que puede robarle esas experiencias visuales: El glaucoma. Más de 3 millones de personas lo padecen en Estados Unidos y 80 millones en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 4,55 millones de personas son ciegas debido al glaucoma.
Según el Instituto Nacional del Ojo (NEI), se trata de un grupo de enfermedades oculares que pueden causar pérdida de visión y ceguera al dañar un nervio de la parte posterior de nuestro ojo llamado nervio óptico. Pueden empezar lentamente, por lo que es posible que no las notemos de inmediato. No existen curas conocidas, pero un tratamiento precoz a menudo puede detener el daño y proteger nuestra visión.
Los síntomas son pérdida lenta de la visión periférica, halos o anillos de colores alrededor de las luces, dolor ocular intenso y visión borrosa gradual. Cualquier persona de cualquier edad puede padecer glaucoma, pero algunas personas tienen mayor riesgo.
Entre las personas con mayor riesgo se incluyen:
Mayores de 60 años, especialmente hispanos/latinos.
Afroamericanos y mayores de 40 años.
Tener antecedentes familiares de glaucoma.
Reconocer los primeros síntomas de la insuficiencia cardíaca puede conducir a un tratamiento más rápido y a mejores resultados. Los signos de alarma más frecuentes son:
Este mes de enero, dediquemos un momento a recordar a nuestros seres queridos o a los miembros de nuestra comunidad que padecen glaucoma. ¿Qué lecciones de vida han aprendido en este viaje? ¿Qué ayuda podemos prestarles? Nuestra propia madurez personal depende en gran medida de lo que aprendemos y de lo que damos.
Mientras esperamos con ilusión lo que nos depara el año 2025, agradezcamos el don de la vista. Pensemos en las cosas que esperamos con ilusión: los viajes que tenemos planeados para el año, quizá las nuevas trayectorias profesionales que pensamos emprender o los momentos que queremos pasar con nuestros seres queridos. Será muy difícil siquiera imaginar disfrutarlos sin la experiencia visual.